Estudiar a la persona implica tratar temas de significativa e inacabable controversia, no solo no están definidos, sino que cada vez son más y más, a lo que suma el cambio de criterios y esa constante influencia de otras disciplinas. El derecho de las personas se mueve en una marea sin fin de corrientes.
Desde luego, invitamos a la comunidad jurídica a ser parte de este tratado, desde su gran papel de lectores y críticos, analizando las diversas teorías que se encuentran inmersas y —a su sano criterio— asumiendo una posición.
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