Justicia climática

Fruto de veinte años de reflexión moral sobre el mayor desafío para la humanidad del siglo XXI, estos ensayos son visionarios e influyentes de un filósofo práctico, pionero en reflexionar sobre las enmarañadas cuestiones de la justicia entre las naciones y la justicia entre generaciones. Enfrentándose a todos los intentos de cooperación internacional para el control del cambio climático, cristalizan bruscamente las principales opciones que el mundo tiene enfrente y ofrecen direcciones constructivas para el futuro.

Argumentando que los persistentes intentos de los negociadores estadounidenses de evitar las cuestiones de justicia en el corazón del permanente desacuerdo internacional sobre los términos de un tratado multilateral vinculante resultan ser tan moralmente equivocados como diplomáticamente contraproducentes, Henry Shue, ha construido un argumento según el cual los esfuerzos para poner precio al carbono (a través de «cap-and-trade» o los impuestos al carbono) como mecanismo para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero (GEI) por parte de los ricos, debe complementarse, tanto por razones éticas como políticas, con transferencias internacionales que transitoriamente subvencionen el desarrollo y difusión de energías libres de carbono para los que se encuentran atrapados en la pobreza. Si queremos evitar el cambio climático -algo vital- proveniente del predominio del régimen de combustibles fósiles no debería y, de hecho, no es necesario, pagar el precio de desatender el derecho de escapar de la pobreza de los más pobres del mundo debido a la falta de energía asequible que no dañe el clima. El impulso de los cambios en el sistema climático planetario y la inercia política de los regímenes energéticos significa que las generaciones futuras, como los más pobres del presente, son vulnerables a nuestras decisiones y tienen derecho a no quedar desamparados por aquellos de nosotros que ostentan el poder cuando, por el contrario, deberían darles esperanza.