Ciencia Feliz

Este libro es una celebración al espirito libre, lema que debería estar esculpido en el pórtico de nuestras universidades. Enaltece, como en acción de gracias, la obra de la creación y las criaturas vivas. Penetra este ensayo en el “camino del campo”, propicio al pensar con serenidad.

Toda ciencia debe ser un experimento de felicidad. Por eso, los especialistas en los diversos dominios de la especialización teórica no se aventuran a explorar temas extracientíficos, por ejemplo, reservados a la filosofía. Efecto nefasto de un equivocado método reductor del conocimiento. La intencionalidad de este libro es diversa: pretende despertar el interés por una ciencia que no se deja engañar por la falacia, o falso ideal de un conocimiento humano sin emoción y sensibilidad.

El advenimiento del pensar, como si fuese una epifanía, es una fuente de alegría. Así, se vivencia la ciencia feliz, la única que vale la pena. Este libro denuncia dogmas enloquecidos, como el rechazo del error —ese huésped tan indeseable pero inevitable en las teorías científicas—. La satelitización de la inteligencia, gravita en torno del pensamiento ajeno, como un satélite gravita en torno del astro rey, es un agravio al pensamiento.

Ciencia Feliz es una opción por lo que se gusta de hacer —dedicación que debe nortear toda una vida—. La ciencia y el arte deben corresponder a un “camino del corazón”. ¿Cómo abandonarlo, sin ser infiel al pensamiento?